Hace un par de semanas debatíamos en clase sobre unos textos extraídos de Contrafuegos, un libro publicado en 1997 y escrito por Pierre Bourdieu, uno de los sociólogos más influyentes del siglo XX. Eran dos fragmentos compuestos por un artículo escrito por él y una entrevista que le hicieron en un diario brasileño. Resumiendo mucho, Bourdieu, de nacionalidad francesa, denunciaba la tendencia de los medios de comunicación a abandonar las informaciones profundas y contrastadas por noticias sensacionalistas, convirtiendo la información en espectáculo para ganar audiencia e impidiendo que los ciudadanos estén bien informados. Pues hoy descubro, a través de Popes80, un estudio realizado por el OCTA (Observatorio de Contenidos Televisivos y Audiovisuales) que lleva por nombre "La imagen de la adolescencia en las revistas juveniles: la distorsión del espejo" en el que se alerta del pésimo nivel de las revistas musicales españolas. En este informe se ha estudiado a las revistas que más compran los adolescentes españoles: Super Pop, Bravo, Nuevo Vale, Top Music & Cine, Operación Triunfo, La Revista 40, Star 2, Loka Magazine, Hip Flow y Heavy Rock. De todas ellas, sólo Hip Flow y Heavy Rock se salvan de la quema.
En otra página amiga de Popes80, El Confidencial Musical, se publica una entrevista hecha a Ángeles Pérez, Secretaria del Grupo de Comunicación de la UNESCO y representante de esta entidad en el OCTA. Según las declaraciones de Pérez, las revistas estudiadas –a excepción de las dos destacadas anteriormente– apenas recogen información sobre música y lo que hacen más bien es centrarse en la vida privada de los artistas que incluyen en sus páginas, dando una imagen de "mujeriego, de que le gustan sobre todo las fiestas, de algunos incluso que les gusta el alcohol y con una clara carga sexual". Y lo peor de todo es que ofrecen una visión "muy sexista" de la mujer, que "carecen de otra ideología que no sea la del consumo (…) de ropa, de cosméticos, etc." y tratan los temas de forma similar a sus "hermanas mayores", las revistas del corazón, el peor invento del ser humano después de la bomba atómica. Todo ello afecta a sus lectores "porque los jóvenes se creen todo lo que cuentan los medios, no tienen la capacidad crítica de los adultos para saber que lo que les cuentan puede estar distorsionado, en este caso, la información sexual, musical, etc. (…) distorsiona la realidad más que informar sobre ella".
Parece ser que estos datos vienen a confirmar tristemente lo que ya denunciaba Bourdieu diez años atrás: el abandono de la información por el espectáculo y el sensacionalismo. Ante el constante asedio de los programas del corazón y la plaga de desinformación en los medios, me empiezo a preguntar si las gentes que mueven los hilos de estos asuntos no tratan de buscar el atontamiento general y el aborregamiento de las personas, para que de ese modo no interfieran en los asuntos que maneja el poder y sea más fácil llevar a cabo políticas que, a fin de cuentas, nos van a afectar a todos. A riesgo de parecer "conspiranoico", ¿puede ser que los gobiernos se sirvan de los medios como herramientas de manipulación de las masas, convirtiendo a los ciudadanos en simples peones cuya única función sea la de consumir y gastar para seguir generando dinero y proporcionar capital al sistema? Porque parece que todos los medios se pusieran de acuerdo en ofrecer la misma basura, los mismos estereotipos y la misma visión del mundo. Quizá, después de todo, a las élites que detentan el poder les resulte más conveniente tener una ciudadanía "sedada", para así tomar decisiones políticas sin contar con unos ciudadanos demasiado preocupados por el último novio de la tonadillera de moda como para interesarse por las actuaciones del gobierno de turno. ¿O acaso es casualidad que la última reforma laboral se aprobrara justo el viernes en que comenzaba el mundial de fútbol de Alemania 2006? Lo peor de todo es que parece que empiezan por adoctrinar a los más jóvenes.
