miércoles, 27 de junio de 2007

Puchipucheando

¿Quién no se ha pasado un rato explotando las pompitas de los plásticos que vienen en algunos embalajes? ¿Alguien conoce un placer mayor que el de explotar miles y miles de burbujitas con su característico "pop"? (bueno yo sí conozco alguno pero, por si acaso me lee algún menor, no lo comentaré). Todos disfrutamos como enanos estallando las típicas burbujas de estos plásticos. Seguro que incluso el Papa se pasa un ratito jugando a las pompitas cuando le envían alguna reliquia envuelta en esos embalajes. El caso es que vía Gadgetoblog he descubierto que en Japón es casi un deporte nacional –algo completamente normal teniendo en cuenta que ellos crearon Humor Amarillo...– y que incluso se venden pequeños recortes para explotarlos tranquilamente en casa o en el curro. Por lo visto, junto a lo de romper platos, reírte sin parar y las pelotitas de gomaespuma, ahora tenemos las pompitas como método antiestrés. Parece ser que los nipones no andan muy bien de oído, pues han bautizado al invento con el nombre de "puchi puchi", que según ellos es el sonido que producen las pompitas. La verdad que ese nombre me recuerda más bien a los "cuchi cuchi" que nuestros padres se dedicaban en los tiempos del tío Pachi.

Pues ahora Bandai ha creado los PuchiPuchi, una especie de máquina virtual con la que puedes explotar infinitas pompitas durante el tiempo que desees. Se trata de un llaverito con ocho burbujas que imitan a las de verdad y que además reproducen su sonido cada vez que las presionas. Por si te acabas aburriendo –cosa complicada hasta para Benedicto XVI–, incluye la novedad de que cada cien "pops" reproduce un efecto de sonido diferente, como una puerta abriéndose, el ladrido de un perro o incluso un pedo. Para añadirle más emoción al asunto, hay una oportunidad entre mil de conseguir un "puchi lucky", un PuchiPuchi que tiene una burbuja en forma de corazón. Cuesta 60 dólares, así que lo de buscar el "puchi afortunado" se lo dejamos a Lobatón.

La verdad que este artilugio se puede convertir en el juego del verano, perfecto para matar las horas de después de comer en que lo más interesante de la tele son los documentales de La 2. Muy recomendable también para pasar el rato mientras esperas a entrar al médico, aunque corres el riesgo de ganarte el odio profundo de las demás personas que se encuentran en la sala de espera. ¿Para qué quiero una PSP o una Nintendo DS teniendo un PuchiPuchi? Debe de ser de lo más adictivo, porque además de reventar las pompitas tienes la curiosidad de saber cuál será el siguiente efecto sonoro: ¿será el perro?, ¿un pedo?, ¿una voz sexy?




1 comentario:

Anónimo dijo...

desde luego los japoneses son de un raro...
a mi me gustaban esos embalajes con papeles de brubujas super grandes que con los dedos no podías explotar.tenías que ponerlo en el suelo y saltar y saltar :D